martes, 19 de agosto de 2014

Vecinos ruidosos



Uf… ¡Qué calor!

Son las 00:45h.

Desde la cama, a través de las ventanas abiertas se oye como los vecinos del piso superior aporrean platos y vajilla sin pensar en el efecto amplificador del patio de luces y los posibles trabajadores, bebés, enfermos o insomnes que habitan en el edificio.

Mientras intento dormir recuerdo las noches de verano de mi infancia. Las ventanas de todo el vecindario estaban abiertas de par en par, como ahora. En casa, después de cenar cada uno de nosotros vaciaba su plato en el cubo de la basura y mi padre insistía, hasta hacerlo costumbre, en que los desperdicios del plato se vaciasen acompañándolos con la cáscara de la fruta consumida para no hacer ruido con los cubiertos golpeando en el plato. Él sabía lo molesto que eso resulta cuando es hora de dormir.

Cierro los ojos. Intento dormir.

AARRG!  ¿¿Y esto?? ¡Por Dios, qué susto!


Es la 1:10h de la madrugada y los vecinos de arriba están “redecorando su hogar“ arrastrando los muebles de un lado a otro del piso. 
Otro recuerdo viene a mi mente, mi madre  cambiaba periódicamente los tacos de goma de las patas sillas para evitar el posible ruido al arrastrar la silla para acercarla a la mesa.

Además, cada miembro de mi família tenía unas zapatillas. Mis vecinos de arriba, no. Intuyo que deben ser superelegante él y muy sexylona ella ya que se calza los tacones a las 8 de la mañana hasta que decide salir de casa y darnos un respiro. 

¡Qué pena que los vecinos no tengan unos padres como los míos! 
Lo siento por ellos…y por mí que duermo en el piso de abajo.






2 comentarios:

  1. Hay personas egocéntricas que se creen el ombligo del mundo y no piensan más allà de su persona. Es una pena, me solidarizo. Yo me siento igual cuando duermo en casa de mis padres.

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  2. Parece mentira lo que conforta sentirse identificada. Gracias.

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